domingo, octubre 26, 2008

Abejas saben contar...

Investigadores afirman que las abejas pueden contar hasta cuatro

Según un estudio realizado en Australia, las especies productoras de miel pueden ser entrenadas con esa limitación.
SYDNEY.- Investigadores lograron descubrir que las abejas productoras de miel pueden llegar a contar hasta cuatro, según informó hoy un reporte en Australia.
Un investigador de la University of Queensland puso cinco marcas dentro de un túnel y dejó néctar en una de ellas, informó la cadena de radio y televisión Australian Broadcasting Corporation (ABC).
Las abejas productoras de miel puestas en el túnel volaron hasta la marca con alimentos y siguieron volando hasta ella cuando se retiró la comida.
"Descubrimos que si las entrenas para que vayan a la tercera raya, ellas seguirán yendo hasta la tercera raya", dijo el investigador Mandyam Srinivasan.
"Si las entrenas para que vayan a la cuarta raya, irán a la cuarta raya. Pero su capacidad de contar parece llegar sólo hasta cuatro, no pueden contar más allá del cuatro", agregó.
Srinivasan comentó que: "Mientras más observamos a estas criaturas, que tiene el cerebro del tamaño de una semilla de sésamo, más nos impresionamos. Ellas realmente tienen muchas capacidades de las que poseen los llamados seres humanos superiores".
La investigación fue realizada en conjunto con la científica sueca Marie Dacke.
Fuente: Reuters, www.emol.com

Biblioteca Escolar Digital en español...

España dio un paso adelante en la innovación creando la Primera Biblioteca Digital hablada en español, que a diferencia de otros portales como Wikipedia, está más enfocada a los estudios escolares y secundarios, por lo tanto los contenidos que entrega son muchos más profundos y específicos que los que se pueden encontrar en las enciclopedias virtuales.

Este proyecto fue ideado por el Centro Internacional de Tecnolgías Avanzadas (CITA) la cual tiene más de 15 mil enlaces e informaciones educativas. Además de estas informaciones, el sitio cuenta con las últimas noticias de la comunidad educativa.
Fuentes: El Pais.com, www.atinachile.cl

sábado, octubre 25, 2008

Abuelo 2009...

Felicidades hija,
por tu embarazo...
Esperamos que el brote
nazca sano y robusto...
Como debe ser!

Y la vida continua...

Te quiero mucho
y a mi niet@ también...
Muchas Felicidades!
(hoy ha sido un día
sorprendentemente distinto...)

lunes, octubre 20, 2008

Fin a las AFP: ¿Y Chile cuándo?..

Gobierno argentino pone lápida a las AFP y estatizará las jubilaciones
Cristina Fernández hará el anuncio este martes

Las autoridades argentinas decidieron poner fin a las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) argumentando que con la caída de las Bolsas el sistema privado deja de ser un alternativa previsional válida. Asimismo indicaron que ya hubo una pérdida importante de ahorros por la baja rentabilidad de las inversiones. Sólo falta definir si se permitirán que algunas entidades continúen operando como administradoras de aportes voluntarios.
Fuente: www.elmostrador.cl (20/10/2008)
¿Y CHILE CUANDO?...

Problemas de lenguaje...

Cuando los padres trabajan y el hijo no habla

Si el niño o niña no habla pero además parece no comprender órdenes, no realiza lo que se le solicita o no se involucra con el medio, puede significar una dificultad mayor que debe ser evaluada por un especialista.

Los hombres y mujeres que trabajan deben soportar la angustia por pasar poco tiempo con sus hijos, incluso muchos se privan de etapas naturales en el desarrollo de ello. Pero, sin duda, uno de los problemas que más les preocupa es qué hacer cuando los niños tardan en comenzar a hablar.

Si se trata de un pequeño normal que no habla a los dos años, hay que estimularlo a hacerlo, comentó Zulema Vivanco, directora de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad Andrés Bello.

Uno de los indicadores que evidencia que el proceso de desarrollo general de los niños se está efectuando como corresponde, es el lenguaje y el uso que él hace de éste.

"Si el niño, aún siendo muy pequeño, demuestra interés por comunicarse, por percibir sonidos del ambiente (el ruido de un avión que pasa, del ladrido de un perro o un motor) y por escuchar la voz de los adultos, pone de manifiesto que socialmente está bien. Si sonríe y es sensible a la voz de la madre, con cantos y conversación, afectivamente también está mostrando un buen desarrollo", explicó la especialista.

Los problemas


Múltiples factores inciden en que el niño tarde en comenzar a decir sus primeras palabras."Puede ser el segundo o tercero del grupo de hermanos, y los mayores ya le solucionan el problema de comunicación. Se trata, por tanto, de lo que los padres llaman ‘un niño regalón", dice la fonoaudióloga.


"También puede ser que el niño sea poco estimulado, viva solo con una persona que lo cuida pero no le conversa (una abuelita callada o una cuidadora muy mayor); o bien, tenga algunas dificultades en el desarrollo general que se traducen, entre otras cosas, en retraso de la expresión oral", agrega.

Sin los papás

En un mundo en que las mujeres están en el campo laboral, una de las preocupaciones es el cuidado de los hijos. La especialista de la U. Andrés Bello detalla que "es importante que quienes cuidan al niño logren detectar que éste comprende lo que se le dice. Si el niño no habla pero además parece no comprender órdenes, no realiza lo que se le solicita o no se involucra con el medio puede significar una dificultad mayor que debe ser evaluada por el especialista (puede ser un pediatra o un neurólogo infantil)".

"Si se trata de un niño normal que no habla a los dos años, hay que estimularlo a hacerlo. Cuando los padres trabajan dedicando grandes cantidades de tiempo a ello, el menor se resiente, ya que son los aportes de los padres los principales para el desarrollo lingüístico del niño", dice.

Consejos

La fonoaudióloga comenta algunas recomendaciones para enfrentar de la mejor manera esta etapa de la vida: "Hay que dedicar tiempo a conversar con pequeño, a relatarle cuentos, a verbalizar experiencias vividas, como por ejemplo, decirle: ¿Te fijaste en el perro negro que vimos cuando veníamos a casa? Era muy grande, ¿verdad?", comenta.

"A veces los padres y madres que trabajan mucho tiempo fuera de casa cargan con el peso en la conciencia de compartir pocos instantes con los hijos, y se descargan de esa sensación comprándole toda clase de elementos, desde los más variados juguetes hasta ropas muy caras, sin pensar que lo que realmente importa es el tiempo compartido con ellos", dijo.

Al respecto enfatiza que "los padres deben tomarse una pausa para sentarse a conversar con sus hijos, relatarles cuentos con apoyo de láminas o sólo en forma verbal (esto ayuda a la imaginación del niño) compartir ideas y experiencias, ya que de esta manera no sólo fortalecen lazos familiares sino que además inculcan modelos valóricos para sus pequeños".
Fuente: www.elmostrador.cl (20/10/2008)

viernes, octubre 17, 2008

Causas de la crisis (caída) del imperio...

Diez ideas para entender la crisis financiera, sus causas, sus responsables y sus posibles soluciones

Juan Torres López, http://www.altereconomia.org/


Tengo la impresión de que la mayoría de los ciudadanos se sienten confusos ante la crisis que se ha desatado en las últimas semanas. A la vista del esfuerzo financiero desplegado por los bancos centrales deben intuir que se trata de una crisis muy seria. Y a tenor del efecto que tiene sobre sus bolsillos la subida de los tipos de interés, pueden percibir que va a hacerles más daño de lo que las autoridades quieren reconocer. En cualquier caso, aunque todo el mundo habla de la crisis, hay muy pocas ideas claras que permitan a los ciudadanos corrientes y molientes saber a ciencia cierta lo que está pasando.
Habitualmente, los economistas ortodoxos y la mayoría de los dirigentes políticos nos quieren hacer creer que las medidas económicas que toman son siempre las más acertadas y que responden a criterios “científicos” y “técnicos” indiscutibles que no hay que poner en cuestión. Pero cuando las cosas no salen bien, como ahora, cuando todos los datos se descuadran, cuando las economías casi saltan por los aires, callan como si nada ocurriera.
Su silencio está dirigido a que nos creamos que lo que sucede es algo normal, que no pasa nada de relieve y que todo deber seguir, por tanto, exactamente igual que estaba. Evitan plantearlo como un problema “político” (que es lo que en realidad es) para los ciudadanos no nos pronunciemos sobre sus causas, responsabilidades y soluciones.
En mi opinión, la crisis de este verano es grave, mucho más profunda de lo que están reconociendo las autoridades económicas y, sobre todo, nada más que un anticipo de situaciones peores que están por llegar. Tiendo a creer que lo que está ocurriendo ahora es solo un aviso.Conviene, pues, entender bien lo que ha ocurrido y lo que puede ir sucediendo en los próximos meses. Y para tratar de ayudar a entenderlo voy a apuntar algunas ideas explicativas básicas de la forma más sencilla e intuitiva posible, sin perjuicio de abundar más en ellas en otros trabajos posteriores más detallados.
Para facilitar su lectura omitiré datos y números así como referencias bibliográficas que, en todo caso, aún no son muy definitivos para saber con todo rigor lo que está sucediendo.
Las cuestiones que principalmente me parece que hay que conocer pare entender la actual crisis son las siguientes.
1. Es una crisis hipotecaria.
El origen inmediato de la crisis radica en el mercado hipotecario estadounidense. Como es sabido, al calor de la enorme expansión del sector inmobiliario se generó una masiva oferta de hipotecas, de las cuales casi una quinta parte se concedieron a familias que apenas si tenían las rentas justas para pagarlas cuando los tipos de interés estaban muy bajos. Cuanto se fueron produciendo subidas en los tipos y las hipotecas se fueron encareciendo comenzaron a darse impagados.
Esto afecta inmediatamente a los bancos que había concedido estas hipotecas pero dado lo que normalmente hacen con los títulos, la crisis se extendió.
Lo que sucede es que los bancos que conceden estas hipotecas venden, a su vez, los títulos hipotecarios en los mercados financieros. Esta es la forma en que los bancos convierten el endeudamiento familiar en un impresionante negocio porque no sólo van a recibir el dinero que prestaron más los intereses sino que, además, obtienen beneficios negociando los títulos de crédito.
El inconveniente es que, como ha pasado este verano, cuando comienzan a producirse impagos porque suban los intereses o porque disminuya la renta familiar, se genera un efecto en cadena que es el que provoca que la crisis se extienda.
2. Pero la crisis no es solamente hipotecaria: es una crisis financiera.
Cuando se firma una hipoteca se crea un título financiero. Un “pasivo” u obligación para el que debe el dinero y un “activo” o derecho para el que lo presta. que es el banco. Y lo que puede y suele hacer el banco, como acabo de señalar, es comerciar con ese activo. Por ejemplo, asegurarlo o venderlo. La paradoja que lógicamente se produce entonces es que cuanto más riesgo lleve consigo un título será menos seguro y en principio menos atractivo, pero por eso se pagará más por él y resultará más rentable. Esa es la razón de que los títulos “basura” (técnicamente llamados “sub prime”), es decir, los que tienen bastante riesgo porque se han dado a familias con poca renta, sean precisamente los más rentables y, en consecuencia, los más apetitosos para los inversores que, en principio, busquen preferentemente rentabilidad, que son aquellos más poderosos y que, por tanto, pueden asumir más riesgo.
Los bancos norteamericanos colocaron en el mercado millones de estos títulos que adquirieron bancos e inversores de todos los países.
Es por esa causa que cuando se desata la crisis hipotecaria se desencadena al mismo tiempo una crisis financiera, puesto que el impago creciente inicial afecta enseguida a la seguridad y rentabilidad de los grandes bancos y fondos de inversión internacionales. Cuando se ven afectados, no sólo pierden dinero sino que retiran sus fondos de los mercados hasta el punto de frenar o incluso paralizar los flujos financieros internacionales, en mayor o menor medida en función de la magnitud del “latigazo” original o de su participación en el montante de los fondos afectados.
Se produce así una crisis de liquidez, no porque “falten” medios de pago, sino porque se retiran y esto ocurre porque hoy día la inmensa mayoría de los medios de pago son “ficticios”, es decir, papeles financieros más o menos como los títulos hiptecarios que comenté arriba que están vinculados principalmente a operaciones financieras de carácter especulativo.
3. Y además es una crisis que afecta a la economía real.
Aunque la crisis se desencadene inicialmente en el ámbito hipotecario, bancario o financiero, enseguida tiene efectos sobre la economía real (es decir, la que tiene que ver con la producción efectiva de bienes y servicios y no con “papeles” financieros).
El impacto sobre la economía real de esta última crisis se produce por tres razones principales.
En primer lugar, porque la crisis hipotecaria afecta lógicamente de modo muy directo al sector de la construcción que, como es bien sabido, ha sido una de las bases principales, cuando no la que más, de la expansión económica de los últimos años. La inicial crisis hipotecaria producirá sin lugar a dudas desempleo no sólo en la construcción sino en las actividades que están relacionadas con el sector inmobiliario. Y eso permite aventurar que, sin lugar a dudas, nos encontramos desde que la crisis se empezara a manifestar incluso de manera latente, ante una nueva fase de recesión económica.
En segundo lugar, porque cuando se desata la crisis los bancos y los inversores reaccionan, como he dicho, retirando fondos del mercado y generando falta de liquidez. Los bancos ya no se prestan tan fácilmente entre ellos y, lógicamente, también reducen su oferta de créditos a los consumidores y empresas que necesitan recursos para gastar o invertir en actividades productivas. Por lo tanto, la disminución de la liquidez en los circuitos financieros afecta a la financiación de la economía. El gasto total se resiente y, a su socaire, el conjunto de la actividad económica “real”.
En tercer lugar, y como corolario de lo anterior, los bancos centrales se enfrentan a una dilema perverso: por un lado lo que hacen (como han hecho) es poner a disposición de los bancos cientos de miles de millones de dólares (con una generosidad de la que carecen cuando los afectados por las crisis son los más desfavorecidos del planeta). Pero, por otro, para favorecer la movilización del capital, suben los tipos de interés.
Esto último lo hacen porque el tipo de interés es, al fin y al cabo, la retribución que recibirán los propietarios del dinero cuando lo ponen en disposición de otros. Y al subirlos, lo que hacen los bancos centrales es a incentivar a los poseedores de recursos financieros para que vuelvan a colocar en los mercados los recursos que han retirado.
Pero la subida de los tipos de interés tiene un doble efecto. Por un lado, favorecen la movilización del capital gracias a su mayor rentabilidad. Pero, por otro, encarecen el casi siempre imprescindible endeudamiento de las empresas y de las familias. Lo primero enriquece a los propietarios del capital que actúan preferentemente en la economía financiera y lo segundo coadyuva de nuevo a que baje su inversión y su consumo, deteriorando como he dicho el conjunto de la actividad económica.
4. Es una crisis global.
Los flujos financieros son prácticamente los únicos que se puede decir que estén completamente globalizados hoy día. Todas las operaciones financieras se realizan a escala internacional y la inmensa mayoría de ellas pasando por los paraísos fiscales que se encuentran estratégicamente situados en todos los husos horarios del planeta con el fin de que no quede ni un segundo del día sin posibilidad de ser utilizado para realizar las transacciones.
Por eso, aunque la crisis se inicie en el mercado hipotecario de un país, en este caso de Estados Unidos, es completamente seguro que se extenderá por todo el globo terráqueo, puesto que los mercados financieros son globales y los bancos e inversores que adquirieron los títulos a partir de los cuales se desencadena el latigazo inicial de la crisis están y operan en todas las esquinas de la Tierra.
De hecho, lo más probable que esté ocurriendo es que mucho de esos bancos ni siquiera sepan todavía a ciencia cierta en qué grado están siendo afectados por la crisis. Las inversiones que realizan en los mercados financieros son cruzadas, muy opacas, de papel sobre papel y de estructura piramidal, de modo que el tenedor final de un título no sabe bien a qué operación financiera original responde lo que está comprando o tratando de vender en operaciones que las nuevas tecnologías permiten realizar e modo vertiginoso y anónimo.
Pero poco a poco se va a ir descubriendo que en la crisis están implicadas muchas más entidades bancarias (por ejemplo en España) de las que en un principio han reconocido estarlo.
5. Y quizá sea algo más que una crisis hipotecaria, financiera y global.
Lo que no sabemos aún de la presente crisis es hasta qué punto todo lo anterior ha generado una crisis de solvencia bancaria, algo que no hay que descartar ni mucho menos, al menos en algunos países como España.
Los bancos (y en general los grandes poseedores de recursos financieros) se han convertido en el eje torno al cual gira la vida económica. Vienen obteniendo ingentes beneficios y han realizado inversiones gigantescas alimentando la concentración bancaria y empresarial y la especulación financiera. Bien directa o indirectamente (gracias a su financiación) son los verdaderos protagonistas de las burbujas especulativas inmobiliarias de los últimos años, de las adquisiciones especulativas de empresas y de los vaivenes de las bolsas.
Pero ahora, la cuestión estriba en saber si, después de haber colocado sus reservas en tantas inversiones especulativas, en estos momentos estarían en condiciones de soportar una crisis de liquidez financiera, una drástica disminución de la capacidad de endeudamiento de las familias y las empresas, impagos más o menos generalizados, o una explosión de la burbuja inmobiliaria que redujera el valor contable de sus activos. Es decir, si ahora dispondrían de recursos suficientes para hacer frente a las demandas de efectivo o para proporcionar los recursos financieros que requiere la vida económica.
No es aventurado sospechar que esto puede estar ocurriendo y que la ingente aportación de liquidez que han realizado los bancos centrales haya tenido como fin tratar de paliar la irresponsabilidad bancaria de los últimos años.
De hecho, es sorprendente la falta de información, la opacidad y falta de transparencia con la que las autoridades económicas manejan la crisis. Sólo están preocupadas por quitarle importancia y porque no se publiciten sus peligros, que es justamente lo que conviene hacer para pasar de puntillas cuando lo que hay sobre la mesa es una crisis de solvencia bancaria. Puede ser, por tanto, que lo que esté ocurriendo sea algo más que una crisis producida por una mala gestión puntual de cartera de los grandes inversores derivada de los problemas hipotecarios de las familias que genera, a su vez, una crisis de liquidez. Es decir, que nos encontremos con que, además de ello, se estuviera dando una crisis que afectara a la propia estructura patrimonial de los bancos, en cuyo caso la situación actual tendría, lógicamente, consecuencias más graves y a largo plazo. En ese caso, nos encontraríamos ante una crisis gravísima que obligaría (para salvaguardar la rentabilidad y el status quo bancarios) a establecer una especie de “corralito global” o localizado según se diera, es decir, una inmovilización del dinero depositado en los bancos para favorecer (como se hizo en Argentina) la recuperación de la solvencia bancaria.
En mi modesta opinión, ésta última circunstancia no es del todo imposible ni descartable hoy día. Hay indicios de ello: las ampliaciones de capital de algunos bancos, la intensidad con que tratan de atraer fondos (por cierto, con activos de alto riesgo que podrían agravar en el medio plazo los problemas) y las demandas de algunos dirigentes políticos más sensatos para realizar algunos cambios en las reglas del juego que imponen los reguladores (los bancos centrales, principalmente) y que actualmente consisten en dar “barra libre” a los fondos de inversión más arriesgados y volátiles detrás de los cuales están los propios bancos.
Como se sabe, el funcionamiento del negocio bancario se basa en un principio muy simple: se recogen fondos ahorrados, se “reserva” una parte de ellos para hacer frente a la demanda de pagos y con el resto se hacen inversiones rentables.
Tradicionalmente, esas inversiones consistían en prestar el dinero a los inversores reales, es decir, a las empresas que crean bienes y servicios o a los consumidores. Pero en los últimos decenios el negocio bancario ha cambiado y se dedica a colocar el ahorro, principalmente, en operaciones financieras especulativas.
Gracias al apoyo de los bancos centrales (que salen enseguida en su apoyo cuando lo necesitan) y al grado general de aceptación que tiene este estado de cosas, los bancos han podido aumentar sus negocios manteniendo una porción de reservas cada vez más pequeña, lo que lógicamente incrementa su rentabilidad, como viene sucediendo, pero aumenta agigantadamente el riesgo y disminuye su solvencia.
La consecuencia de todo ello es el extraordinario aumento de la inestabilidad del sistema y del riesgo que se asume y la pregunta que hoy día es inevitable hacerse es si en esa loca carrera hacia el beneficio no habrán llegado los bancos al paroxismo y al riesgo excesivo en los momentos actuales. Este es un asunto que reconocen hasta los propios economistas liberales más sensatos y coherentes cuando critican el actual régimen del negocio bancario y proponen un sistema de reservas bancarias al 100% para evitar lo que podría llevar a un verdadero colapso económico.
Quizá sea demasiado atrevido afirmar que nos encontremos en esta situación, aunque yo no me atrevería tampoco a desestimarla.
En los próximos meses, o quien sabe si en pocas semanas, podremos ir descubriendo lo que efectivamente está pasando en el negocio bancario.
6. Es una crisis que tiene perjudicados.
Las autoridades económicas suelen hablar de estas crisis como si fueran algo parecido a la avería de un mecanismo de fontanería o de un automóvil, sin hacer referencia a los millones de individuos que en realidad pagan con sus rentas, con su trabajo y con su seguridad y bienestar la irracionalidad del sistema financiero en que se soportan nuestras economías.
Como cualquier otra, esta crisis tiene unos claros perjudicados.
En primer lugar, los millones de personas que en Estados Unidos y en otros países han perdido o van a perder sus viviendas y sus ahorros. O sus rentas, puesto que no se puede olvidar que cada vez que los bancos centrales suben los tipos de interés lo que directamente se produce es un trasvase de rentas desde los bolsillo de las familias o empresas endeudadas al de los banqueros. Así de fácil.
En segundo lugar, las economías más débiles (como las de las periferias en África, Latinoamérica o las de los países asiáticos más empobrecidos) puesto que cuando se desata la crisis los capitales escasean y su falta se nota especialmente en los territorios que están más necesitados de inversiones y recursos. Y que son, además, los que hacen frente con más dificultad a intereses más elevados.
En tercer lugar, la actividad económica real, las empresas y empresarios dedicados a la producción efectiva de bienes y servicios que conforman, a su vez, un anillo marginal respecto a la inversión financiera. Lo cual es lo mismo que decir, que la crisis se paga en términos de empleo, actividad económica y creación de riqueza.
7. Pero la crisis tiene también unos claros beneficiarios.
No todo el mundo pierde con la crisis. Al revés, de ella saldrán fortalecidos los bancos y los grandes poseedores de capital.
Por un lado, hay que tener en cuenta que los bancos solo tienen en títulos arriesgados una parte pequeña de su negocio, de modo que la subida en los tipos de interés repercutirá favorablemente en su rentabilidad global.
Otro efecto de la crisis será que se concentrará mucho más la propiedad de los recursos financieros y económicos.
De hecho, ya ha pasado así con los activos inmobiliarios. Los grandes promotores y constructoras y los bancos han acumulado cientos de miles de viviendas y terrenos que en gran parte han financiado gratis gracias a la burbuja que ellos mismos han contribuido a crear. Se calcula, por ejemplo, que los bancos han adquirido alrededor de la mitad del suelo urbanizable puesto a la venta en España en los últimos quince años.
Ahora que la crisis hipotecaria se desata volverán a acumular activos inmobiliarios puesto que serán los que cuenten con información privilegiada para comprar barato a familias en apuros o a los pequeños constructores con el agua al cuello. O, simplemente, los que no tengan el más mínimo apuro a la hora de ejecutar sus créditos frente a familias que no puedan pagarlos, quedándose con sus viviendas. Y si el Estado (como incluso se ha apuntado en Estados Unidos) da ayudas a las familias para que paguen las hipotecas, lo único que se estará haciendo será garantizar que los bancos sigan cobrando sus anualidades aunque con intereses más elevados.
Además de todo ello, cuando se produce la crisis financiera los poseedores de títulos que tienen menos cobertura (los pequeños o medianos ahorradores, los fondos de inversión con menos liquidez o los que hayan calculado peor el riesgo que debían o podían asumir) tratarán de vender a toda prisa los títulos “infectados”, que serán adquiridos por los grandes bancos y fondos de inversión a precios de saldo, puesto que ellos pueden acumular títulos con rentabilidad más baja gracias a su cartera mucho más grande y a sus beneficios mucho más elevados.
Finalmente, el efecto de la crisis hipotecaria, de la crisis financiera y de la crisis real se traduce, como es lógico que así sea, en la rentabilidad empresarial y en las cotizaciones en bolsa de sus acciones. Y también en este mercado se producirán movimientos masivos de venta que serán aprovechados por los grandes inversores para acumular propiedades empresariales, concentrándose así el poder de los grandes bancos y grandes corporaciones sobre el conjunto de la economía.
La existencia de perjuidcados y beneficiados de estas crisis es lo que demuestra claramente que no son meras cuestiones “técnicas” sino auténticos asuntos políticos: son las autoridades políticas y económicas haciendo, no haciendo o dejando hacer son las que hacen que unos u otros sea perjudicados o beneficiados.
8. Es una es una crisis que quizá no sea fácilmente pasajera.
Como es fácil deducir de lo que vengo diciendo, una de las causas de la crisis actual (como de otras semejantes que se han producido en los últimos decenios) es que la economía mundial se ha volcado cada vez más hacia los intercambios financieros. En lugar de servir de instrumento para los intercambios de bienes y servicios, el dinero se ha convertido en un objeto del intercambio. Lo que se compra y se vende privilegiadamente son medios de pago, títulos financieros, papel por papel... Es lo que se ha llamado la economía financiarizada que es intrínsecamente inestable y propensa a las crisis (Un análisis más detallado en mi libro “Toma el dinero y corre. La globalización neoliberal del dinero y las finanzas”. Editorial Icaria, Barcelona 2006).
A este tipo de economía se la ha calificado como “de casino” precisamente porque se basa en la especulación, porque en ella predomina el riesgo desmedido y la incertidumbre (a cambio, eso sí, de una extraordinaria rentabilidad) y eso lleva lógicamente a que las crisis se produzcan con inusitada frecuencia.
La generalización de la especulación financiera obliga a que los sujetos económicos estén continuamente caminando sobre la cuerda floja, sin una base real efectiva, como de puntillas. Pero, como dice un viejo refrán chino, ninguna persona puede mantenerse de puntillas mucho tiempo.
Por eso se sabía que la crisis hipotecaria iba a desencadenarse antes o después. Llegaría un momento en que las familias con rentas más bajas pero con hipotecas abusivas iban a no poder pagarlas. El nivel de endeudamiento que hoy día existe en la economía estadounidense, en la española o en muchas otras es sencilla y materialmente insostenible. Ha terminado saltando allí y saltará en los demás países.
La razón de por qué se ha consentido una situación abocada a la crisis es doble.
Por un lado, ya ha quedado dicho que la crisis no sólo tiene paganos, sino grandes y privilegiados beneficiarios. Y estos tienen el poder suficiente como para hacer que las cosas transcurran a favor de sus intereses aunque sea a costa de crisis y problemas económicos para los demás.
Por otro, resulta que es imposible evitar este tipo de crisis en el contexto financiarizado y global del capitalismo neoliberal de nuestros días. Cuando salta la chispa se puede tratar de paliar, como han querido hacer los bancos centrales, se pueden poner remedios pasajeros, pero es inevitable que la llama se extienda por todas las economías y por todos los sectores de la actividad económica.
Todo eso quiere decir que el caldo de cultivo de la crisis actual no es una mera incidencia hipotecaria, que sería más o menos fácil de atajar, sino el modo de funcionar de la economía capitalista de nuestros días en su conjunto. Algo que es mucho más difícil de controlar, sobre todo, cuando no hay intención ninguna de hacerlo.
En consecuencia, si hubiera que apostar, yo más bien lo haría por unos meses largos de inestabilidad profunda, de sobresaltos y de pérdida de vigor económico. El sector inmobiliario, en primer lugar, saltará próximamente por los aires en los países, como España, en donde ha generado burbujas especulativas; y detrás de él, quizá algunos ámbitos del sector bancario y financiero. Tras de lo cual es inevitable que venga una nueva fase recesiva que puede ser duradera si no se adoptan medidas de choque rápidas y contundentes en forma, principalmente, de incremento del gasto.
Desgraciadamente, esto último no suele tener hoy día otra lectura que no sea la militar como factor antirecesivo, lo que me permite augurar que, si la crisis va a más, volverán a hacerse fuertes los tambores de guerra.
Ojalá me equivoque.
9. Es una crisis avivada y consentida por los bancos centrales.
Es de gran importancia y muy relevante destacar que los bancos centrales han sido uno de los principales factores responsables de la crisis hipotecaria y financiera que estamos viviendo.Podemos decir que los bancos centrales son responsables de la crisis, al menos, por tres razones fundamentales.
En primer lugar porque a ellos corresponde la labor de vigilar la situación del negocio bancario, la de advertir del riesgo y prevenir sus consecuencias. Y tienen medios y poder suficiente para llevarla a cabo... si quisieran hacerlo.
Su vista gorda ante el verdaderamente aberrante e irracional comportamiento del mercado hipotecario, su indiferencia ante el sufrimiento económico que los bancos imponen a millones de familias, su mano abierta para consentir que la banca actúe con plena libertad para imponer condiciones draconianas en créditos y préstamos, o su ceguera cómplice ante el deterioro de la solvencia han favorecido la génesis de la crisis hipotecaria como primer e inmediato detonante del problema económico y financiero que hoy día se está viviendo.
Incluso algunos gobiernos o líderes mundiales estaban advirtiendo desde hace meses del riesgo que se estaba acumulando en los fondos de inversión especulativos, del peligro global que eso llevaba consigo y de la necesidad de regularlos de otra forma para tratar de darle más seguridad a la economía mundial. Pero los bancos centrales, que son quienes disponen de la mejor información sobre esa realidad y quienes sabían bien el problema real que se estaba generando, han venido callando y consintiendo que durante todo este tiempo se acumule la volatilidad y un peligro cierto de recesión mundial provocado por la llamarada originada en los flujos financieros.
En segundo lugar, porque los bancos centrales son los garantes del régimen de hipertrofia financiera y de privilegio de los flujos financieros sobre la economía real hoy día existente. Estas instituciones y la política que llevan a cabo constituyen el sostén principal de la especulación financiera y del privilegio que éstas actuaciones tienen en comparación con la actividad económica real orientada a la creación de riqueza.
Es obvio que la política monetaria es un instrumento esencial de la política económica general para conducir la actividad económica. Pero, en manos de los bancos centrales, se limita a aplicarse para controlar los precios (algo que beneficia sobre todo a los ricos y al capital, porque gracias a ello se garantizan salarios reducidos y retribución más alta al capital financiero), olvidándose de cualquier otro objetivo, como el crecimiento de la actividad o el empleo. Y ya he señalado que esa financiarización es el verdadero caldo de cultivo de estas crisis.
Finalmente, porque los bancos centrales no sólo se limitan a actuar de esta forma sino que, para colmo, atan de pies y manos a los gobiernos, que no tienen capacidad de maniobra para adoptar medidas que pudieran llevar a las economías por otros senderos.
Los bancos centrales, esclavos de una ortodoxia sin base científica alguna (puesto que ni uno solo de los postulados en los que se basa la política monetaria y económica que defienden ha quedado demostrado como más conveniente o adecuado que cualquier otro) ni comen ni dejan comer en la economía de nuestros días: como la crisis de estas últimas semanas está demostrando, vienen a ser unos meros instrumentos al servicio del mantenimiento del status quo bancario y del poder monetario y financiero global.
Su papel perverso es ya tan estrepitosamente claro que incluso algunos gobernantes de derechas más lúcidos, como Sarkozy, empiezan a denunciarlo. Y es que es muy difícil que un pirómano pase desapercibido cuando quiere actuar como apagafuegos.
10. Y es una crisis de las que podrían evitarse con otras políticas y con otros objetivos sociales.
Para terminar, hay que preguntarse si crisis como las que estamos viviendo son inevitables o si, por el contrario, hay medios para evitarlas.
En mi opinión, será muy difícil que dejen de existir en el contexto del capitalismo financiarizado de nuestros días. Como he dicho antes, son consustanciales a la lógica compulsiva del beneficio y a la hipertrofia de unos flujos financieros y actividades especulativas que son intrínsecamente inestables y volátiles.
Pero eso no quiere decir que no tengan remedio. Hay fórmulas e instrumentos suficientes para que la sociedad no tenga que soportar sus tremendos costes y para que las economías no se vean sometidas a la quiebra constante, al despilfarro, a la ineficiencia y al bloqueo permanentes.
En el marco breve de estas líneas no puedo desarrollar extensamente un planteamiento alternativo, del que hoy día ya empezamos a disponer en la literatura económica no neoliberal. Me limitaré a presentar, casi a manera de ejemplo y sin pretensión alguna de ser exhaustivo, los que considero más importantes y significativos.
- Para evitar las crisis hipotecarias es preciso evitar que la vivienda se convierta en un activo creado para generar beneficio a través de la acumulación y la especulación. Y, por supuesto, que sus instrumentos de financiación se transformen en la fuente que nutre la actividad de los mercados financieros secundarios intrínsecamente inestables y generadores de crisis. Los gobiernos tienen medios para asegurar que las viviendas sean lo que deben ser, soluciones al problema social de la habitabilidad, y no activos para canalizar el ahorro de los ricos y para labrar ganancias especulativas.
Para ello pueden establecerse reservas de suelo, controles de precios y políticas impositivas que desincentiven la especulación con bienes sociales básicos. Puede y debe romperse la vinculación entre el mercado de la vivienda y los flujos financieros garantizando fuentes estables y asequibles de financiación no vinculadas a los mercados secundarios que, como hemos visto, son la fuente de las crisis financieras.
- Para evitar las crisis financieras ni siquiera sería necesaria, aunque fuese deseable, una auténtica regulación financiera internacional que hiciera saltar por los aires los mecanismos que transmiten la especulación y la volatilidad a todas las actividades económicas. Quizá baste con incorporar, como dijera hace años James Tobin, algo de arena en las ruedas de las finanzas internaciones para desincentivar ese tipo de lógica financiera. Una arena que deberían tener la forma de impuestos y tasas internacionales, erradicación de los paraísos fiscales, transparencia y control y, sobre todo, de la creación de fuentes de crédito públicas que garanticen el funcionamiento de la actividad económica con independencia de los desequilibrios y la volatilidad de los mercados.
- Para evitar las crisis de solvencia bancaria y para limitar el irracional y excesivo poder bancario que provoca crisis y desequilibrios constantes es preciso establecer un sistema basado en la plena cobertura de las reservas bancarias.
- Para evitar que crisis localizadas se conviertan peligrosamente en crisis globales es preciso, sobre todo, acabar con el régimen de plena libertad de movimientos de capital. un régimen que solo es necesario y está justificado para garantizar mayores beneficios a los propietarios de capital, puesto que no hay razón científica alguna que permita asegurar que de esa forma se logran mejores resultados en la producción de bienes y servicios y en la actividad económica en general.
- Para evitar los efectos de las crisis financieras sobre la economía real lo necesario es, lógicamente, evitarlas aplicando los mecanismos que vengo señalando y, sobre todo, controlar la hipertrofia de los flujos financieros, y garantizar fuentes de financiación en la vida económica que no estén al albur de la lógica del beneficio sino en función de las demandas sociales.
- Para evitar que estas crisis aumenten las desigualdades produciendo millones de afectados y muy pocos beneficiarios es preciso restablecer el valor social de los impuestos, crear un auténtico sistema fiscal internacional y mecanismos internacionales de redistribución de la renta.
- Para evitar que lo bancos centrales sigan estando al servicio exclusivo de los más poderosos y esclavos de una retórica económica equivocada que coadyuva a la aparición de recesión y crisis económicas, es preciso modificar su naturaleza, someterlos al control público y de las instituciones representativas y garantizar que la política monetaria se comprometa efectivamente con objetivos económicos como el pleno empleo, la equidad y el bienestar social efectivo.
Naturalmente, todo ello, que es plenamente posible, no puede llevarse a la práctica si los ciudadanos no son capaces de negar el estado de cosas actual, de imponer su voluntad sobre la de los mercados en donde gobiernan los poderosos y para ello es preciso no solo que sean conscientes de la naturaleza real de estos problemas económicos sino que tengan el poder suficientes para convertir sus intereses en voluntades sociales y éstas en decisiones políticas. Es decir, que las mayorías ciudadanas pueden hacer justo lo que desde tiempos inmemoriales vienen haciendo solamente los más ricos y poderosos.
Fuente: Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga (España). Su web personal: www.juantorreslopez.com

Otros enlaces sobre el tema:

Ignacio Ramonet, El fin de una era del capitalismo financiero.

http://www.attac.es/portalattac/index.php?option=com_content&task=view&id=338&itemid=1

Fernando A. Torres, Armagedón desciende sobre el “libre mercado”.

http://elmapocho.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=543&Itemid=53

Michael Moore, Cómo arreglar el lío en Wall Street.

http://viejoblues.com/Bitacora/michael-moore-como-arreglar-el-lio-en-wall-street

Leopoldo Abadía, La Crisis Ninja.

http://leopoldoabadia.blogspot.com/search/label/%2B%20ANEXO%201%20Crisis%20NINJA

Victor Ramos, Derecho a alimentarse, derecho a rebelarse.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=73607

Alicia Girón y Eugenia Correa, Mercados financieros globales: desregulación y crisis financieras.

http://www.ub.es/prometheus21/articulos/nautas/25.pdf

Banco de Pagos Internacional, BPI, Informe Nº 78.

http://www.bis.org/publ/arpdf/ar2008_es.htm

Clara Elena Parra y Natalia Salazar, La Crisis Financiera y la Experiencia Internacional.
http://www.colombiestad.gov.co/index.php?option=com_linkdirectory&task=report&id=1250&Itemid=52

John Hoefle, La lección de la debacle de Enron: debe restablecerse la regulación.

http://www.larouchepub.com/spanish/other_articles/2002/DebacleEnron.html


Emilio Ocampo, Réquiem para Wall Street .

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1055061

Ibrahim Warde, Los “fondos soberanos” absorben bancos.

http://www.lemondediplomatique.cl/Los-fondos-soberanos-absorben.html

Lynn Walsh, Economía mundial: Una crisis pronosticada .

http://mundosocialista.net/2008/06/17economia.html

Alicia Girón González, Crisis financieras: causas y efectos.

http://www.eumed.net/libros/2005/agg/2.htm

Paul A. Samuelson, Bush y las actuales tormentas financieras.

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Bush/actuales/tormentas/financieras/elpepiopi/20080128elpepiopi_4/Tes

sábado, octubre 11, 2008

Reflexión pertinente. ¿somos todos iguales?...

¿SOMOS TODOS IGUALES?
Javier Martínez Aldanondo,
Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria
jmartinez@catenaria.cl
Eso dicen las leyes. En teoría, todos somos iguales en derechos y obligaciones. Pero basta echar un vistazo alrededor para darse cuenta de que en realidad, somos bastante diferentes. No sólo en altura, peso, edad, inclinación política o color de piel. Hay quien disfruta de la música clásica y quien prefiere el rock, quienes frecuentan el gimnasio a diario y quienes lo detestan. Hay vegetarianos a ultranza y los que consideran la carne el mejor manjar posible, quienes viven enganchados a Internet y quienes no lo conocen, quienes agradecen artículos breves, quienes aprenden todos los días y quienes hace tiempo dejaron de aprender…
Tengo la impresión (los sociólogos han dedicado mucho esfuerzo a estas labores) de que una característica de nuestro tiempo es precisamente la necesidad de ser distinto, de construirse una identidad propia, de no ser uno más entre el montón. Esa necesidad de destacar es evidente en las grandes ciudades donde resulta llamativa la obsesión de sus habitantes por que el resto sepa que existen y son valiosos. En las capitales todo el mundo habla mucho y escucha poco. Por si fuera poco, la previsibilidad del mundo se ha desmoronado: Hasta la generación de nuestros padres, era normal nacer, vivir y morir en una misma casa, tener un trabajo que durase toda la vida, que la relación de pareja (esposo o esposa) fuese para siempre (hasta que la muerte nos separe) y por supuesto, nacer hombre y morir hombre (ahora podemos incluso cambiarnos de sexo). Hoy las familias se han desestructurado, ambos padres trabajan demasiado y tienen escaso tiempo para dedicar a los hijos…
Parece que en realidad, las cosas han cambiado radicalmente. ¿Y qué ha hecho la Educación ante esta situación? Simplemente actúa como si nada hubiese sucedido. Y lo peor de todo es que sigue convencida de que todos somos iguales. Que a todos nos interesa lo mismo, necesitamos lo mismo, nos preocupa lo mismo y en definitiva, haremos lo mismo a lo largo de nuestra vida. ¿Por qué todos debemos aprender exactamente el mismo curriculum, idénticas asignaturas cuando no solo somos diferentes sino los caminos que tomaremos en la vida serán únicos, irrepetibles e intransferibles?
En nuestro ADN está grabada a fuego la idea de que alguien ya decidió por nosotros lo que significa aprender y sobre todo qué es lo que necesitas aprender durante al menos 17 años (si vas a la Universidad), cuándo necesitas aprenderlo, cómo debes aprenderlo y cual es la forma de demostrar que lo has aprendido. Hay todo un proceso que está decidido de antemano. Aburrido, ¿Verdad? ¿Representa el tipo de mundo en el que vivimos? ¿Es congruente con las necesidades que demandan los ciudadanos del SXXI?. Es un sistema que resulta muy fácil de administrar, ya que trata a todo el mundo por igual, es previsible y funciona como una fábrica: Permite anticipar que hoy martes de 9h a 10h toca Matemáticas y, en concreto, Logaritmos (te interese o no te interese). Pero ese mundo ya no existe, lo que la gente espera (sobre todo los jóvenes) son oportunidades donde poder elegir y decidir porque así funcionan el resto de ámbitos de su vida. Resulta muy complicado llegar a un lugar en donde uno no tiene esa posibilidad de decidir. El colegio no está diseñado teniendo en cuenta a sus clientes (los niños) sino para satisfacer a los padres.
La pregunta entonces, a la hora de educar es ¿Hacemos lo que resulta más fácil o hacemos lo mejor? Si nos vamos por el camino más difícil, entonces la siguiente pregunta es todavía más complicada ¿Cuál es la mejor manera de Aprender? Pensemos en qué haces cuando quieres que alguien, por ejemplo tu hijo, aprenda algo de verdad … Le enseñas tú y, si no sabes, le pones un profesor particular. El 1 a 1 es sin duda la mejor opción. El 1 a 30, aunque masifica la Educación, perjudica seriamente la calidad. Alejandro el Magno lo sabía perfectamente y tenía a su disposición un tutor privilegiado como Aristóteles. Ocurre que si no entiendes como aprenden las personas, entonces nunca sabrás cómo enseñar y la mayoría de personas involucradas en procesos de aprendizaje lo desconoce. Cuando hago un taller suelo pedir a alguno de los participantes que me enseñe algo que domine y mayoritariamente empiezan a darme una lección magistral, igual que hace todo profesor ante sus alumnos. "Dime cómo enseñas y te diré cómo crees que aprende la gente". Estudiar no equivale a aprender, escuchar o leer no significa aprender. Aunque cada persona sea distinta y por tanto podamos hablar de que existen distintos estilos (hay quien primero prefiere documentarse, hay quien prefiere probar, hay quien prefiere ver cómo lo hace otro, hay quien prefiere que le acompañen paso a paso durante el proceso), todos aprendemos de la misma forma: HACIENDO. El conocimiento es el resultado de la práctica, llega después de HACER, no antes.
Cada vez que se acerca un periodo de elecciones, todo el mundo parece preocuparse súbitamente por la educación. Sucede en EEUU y en las últimas semanas en Chile donde se está discutiendo una propuesta que persigue entre otras cosas, rediseñar el estatuto docente y mejorar el desempeño de los profesores. Para mi asombro, la opinión pública está convencida de que estamos enseñamos lo que debemos y sólo debemos enseñarlo mejor. Nadie puede negar que los profesores son un actor relevante del sistema educativo y que cuanto mejor sea su nivel, mayores serán las posibilidades de mejorar la educación http://tokland.com/elearning/?p=118 Sin embargo, es mucho lo que podríamos discutir sobre qué significa ser un buen profesor ¿El que logra que sus alumnos aprendan el absurdo curriculum actual y obtengan buenas notas? http://tokland.com/elearning/?p=120 Hoy la educación es una competición donde lo único que cuenta es ganar y por eso se reduce a aprender a aprobar exámenes. Y el mayor miedo de los padres es que sus hijos pierdan en esa competición. Es demasiado simple echarles la culpa a los profesores ya que ellos no son ni el problema ni la solución. Aunque no nos guste escucharlo, los profesores no son tan importantes como todo el mundo parece creer. Arreglar el estatuto docente es condición necesaria (sin duda) pero no suficiente. Tener a los mejores profesores del mundo no es garantía de nada mientras no se derriben los 2 principales obstáculos que tienen a la educación postrada de rodillas y dando sistemáticamente la espalda a la realidad:
1. Qué enseñamos. Los profesores (y sus alumnos) están prisioneros y condicionados por el curriculum dentro del que deben enseñar. Un curriculum jurásico y retrogrado que nadie tiene el valor de tirar a la basura y darle gracias por los servicios prestados. No puede haber un solo curriculum. ¿Cuántos de nosotros podríamos aprobar hoy el examen de acceso a la Universidad?
2. Cómo enseñamos. En consonancia con lo que ocurre con el Curriculum, los métodos de enseñanza que emplean actualmente los colegios y universidades no son los más efectivos para que nuestros hijos aprendan lo necesario para vivir exitosamente sus vidas. Que el profesor recite lecciones y los alumnos escuchen y hagan tests es la antitesis de aprender HACIENDO. El cerebro humano no está diseñado para escuchar a un profesor durante 1 hora. No absorbe la información de esa manera. Los adultos hemos olvidado casi el 100% de lo que escuchamos o leímos mientras estábamos en el colegio. Y esto es importante porque aprender es recordar, si hoy no recuerdas como hacer una Integral, entonces no lo aprendiste. Tampoco ayuda el hecho de que el profesor sea una figura autoritaria y temida a quien agradar en lugar de un tutor que te acompaña y ayuda a aprender. Y mientras los alumnos no tengan posibilidad de escoger en función de sus intereses, curiosidades y necesidades, va a resultar muy difícil convencerles de que el colegio es un lugar interesante y Aprender no sólo es importante sino incluso divertido.
Hace ya tiempo que abordamos este tema en otra columna La dictadura de la Educación http://tokland.com/elearning/?p=19 La propuesta empieza por rediseñar las aulas (la arquitectura dice mucho sobre cuánto aprendizaje o colaboración puede ocurrir en un lugar y las aulas no son el mejor ejemplo). Continua cambiando el curriculum para permitir a los alumnos escoger en qué experiencias reales quieren participar y colocarlos en situaciones donde deban superar desafíos, alcanzar objetivos, tomar decisiones, resolver problemas … en lugar de hacer tests de respuesta múltiple. Los alumnos demandan un proceso mucho más democrático, exigen poder para decidir qué aprender y sobre todo que se parezca mucho más a su aplicación en la vida real. Al igual que en el caso del fútbol, la educación es uno de los pocos servicios en el que pagas sin saber lo que vas a recibir.
Lo que hacemos con los niños es muy similar a amaestrar animales en el circo: Si saltas dentro del aro, te doy una sardina (aunque nunca más vayas a ver un aro en tu vida o no te gusten las sardinas). Pero si se te ocurre cuestionar por qué te obligan a saltar el aro o que el aro no sirve, te quedas sin sardinas. El rendimiento académico no es ningún predictor del comportamiento ni de la vida de lo que le espera a una persona. Mi experiencia a la hora de seleccionar y contratar personas indica que cuanto más brillante es el currículum académico, menos innovador resulta ser, menos abierto al cambio y menos flexible porque está programado para administrar la certeza, pero no para administrar la ambigüedad, los errores y la inseguridad. Nos vamos creando un problema porque la gente que es brillante académicamente no está acostumbrada a la frustración y no sabe cómo manejarla sin deprimirse.
¿Sabían que el presidente de Brasil, Lula da Silva, sólo tiene estudios hasta 8º básico? Hoy puede presumir de tener el mayor respaldo popular de la historia de su país sin haber terminado la educación media ¿Qué pasaría si envía su curriculum académico a cualquier empresa? ¿Quien hubiese contratado a Bill Gates, Steve Jobs o Amancio Ortega de ZARA?
No podemos dejar de preguntamos en algún momento cuales son las cuestiones básicas que debería enseñar la escuela y sobre todo, cual es la mejor manera de aprenderlas (obviamente nunca convirtiéndolas en asignaturas). La lista difícilmente será corta pero existen algunos elementos que resultan indispensables: Uno tiene que ver con relacionarse con otros. Casi todas las cosas que te ocurren en la vida tienen una estrecha relación con cómo eres capaz de establecer relaciones con otros, no solamente profesionales: tienes pareja, tienes hijos, tienes amigos, tienes jefes, tienes compañeros de trabajo. Hoy esta habilidad tiene nombres diversos que van desde networking a trabajo colaborativo y en equipo. Y eso no lo promueve el colegio, porque te condena a pasar innumerables horas sentado solo en tu pupitre y si hablas con el compañero de al lado, te castigan. El colegio no está diseñado para fomentar una habilidad tan esencial como relacionarse con otros, llegar a acuerdos con otros, consensuar con otros.
Hay un segundo elemento que tiene que ver con la habilidad de comunicación escrita y oral. Quieras o no, pasas la mayor parte de tu tiempo comunicándote con otros, persuadiéndolos, convenciéndolos, seduciéndolos. Aunque la escritura parecía haber quedado relegada hace algunos años, el correo electrónico nos ha obligado a escribir de nuevo. Y cuando analizas las cosas que escribe la gente, verdaderamente dan ganas de llorar. Y no solamente por la ortografía, sino porque lo que escribes muestra la forma en que piensas, muestra el modo en que ordenas tus pensamientos, cómo estructuras, cómo argumentas, cómo concluyes, cómo le das relevancias a cosas importantes o no…
La tercera habilidad es aprender a razonar. Y no caigamos en el error de creer que lo que hace falta es enseñarle a la gente más matemáticas. Significa enseñarle a plantearse desafíos, a analizarlos, a desmenuzarlos, a valorar alternativas, a perseguirlas, a analizar las consecuencias de las decisiones, a entender por qué las cosas son de una forma y no de otra y como podrían ser. Es decir, a no dar nada por sentado, a dudar y a llegar a tener tu propio criterio y a mirar por qué la gente hace las cosas como las hace. En definitiva, se trata de enseñar a la gente a pensar. Nada de esto se puede enseñar mediante una asignatura formal ni de forma directa. No puede haber una asignatura que sea comunicación, porque lo que allí se hace es hablar de comunicación, pero no practicar la comunicación, es decir, comunicar.
Para producir el tipo de cirugía mayor que se requiere en la educación, hace falta un liderazgo y coraje político rayando en lo suicida, que no se vislumbra por ningún lado, porque significa atreverse a cambiar todo un sistema que -se sabe- va a generar rechazo y sobre todo no permitirá beneficiarse de sus resultados hasta bastantes años después. No conozco ningún político dispuesto a inmolarse, aunque sea por una causa tan noble.
La educación todavía no es capaz de abordar dos aspectos cruciales:

1. Para qué educamos a las personas, teniendo en cuenta que, si sabemos lo que se encontrarán a lo largo de su vida, no hay razón para que la escuela no les facilite el camino y se lo anticipe.

2. Qué significa ser un ciudadano del siglo XXI, un ciudadano en la sociedad del conocimiento, qué habilidades, qué conocimientos, qué herramientas, qué actitudes hacen falta.
No necesitamos una educación que siga insistiendo en más matemáticas, mejores notas ni en que todos seamos como Robots sino en preparar más gente que piense y lo haga por si mismo. Por ejemplo, los niños entienden mejor que es la fuerza de la gravedad antes del colegio que después. El término Educare en latín significa "Extraer lo mejor de uno mismo".

Hoy las portadas de los periódicos las acapara la Crisis financiera. A estas alturas y como mero espectador, sólo hay 2 cosas que me preocupan:

1. ¿Qué vamos a aprender de esta experiencia? Me gustaría pensar que lo suficiente para evitar que se vuelva a producir una hecatombe similar.

2. ¿De qué conocimiento disponen lo responsables de resolverla?


Fuente:

Nº 30, Catenaria - Gestión del Conocimiento
Agustinas, 1350 / Teléfono 56 - 2 - 2905404 /
Mail: jmartinez@catenaria.cl /
Santiago, Chile

En memoria de Ricardo Felipe Ampuero...

¡Hay que luchar!
¡Luchar hasta el final!
Incluso sin esperanza de vencer.
Incluso en plena derrota.
¡Hasta la muerte!
¡Combatamos sin tregua!
Incluso sin esperanza de ganar la batalla.
¿Qué importa el éxito?


Lo que no alcanzó a entender
Ricardo Felipe, sobrino nieto

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