domingo, junio 11, 2006

Contra-reforma educacional...

Diario El Día de La Serena, www.diarioeldia.cl del 11/06/2006 en Cartas al Director, consignó:
Reforma (contra-reforma) educacional
En más de una ocasión hemos escuchado acerca del fracaso de la reforma educativa chilena. Habitual es también percatarse de la indignación de muchas personas, pertenecientes a muy diferentes ámbitos, al comentarnos que el fracaso estaba garantizado, pues la reforma educacional chilena fue una copia de la reforma educacional española, y desde hace años es conocido el fracaso de esta última.
Lo sorprendente es que, son algunas de esas mismas personas las que ahora, al ver a 600.000 estudiantes manifestándose en contra del sistema educativo chileno y solicitando algunos cambios técnicos y otros de mucha mayor profundidad, como la derogación de la LOCE, los que ponen en duda la capacidad de esos jóvenes para participar en una nueva reforma y los tildan de interlocutores no válidos.
Lo que no suelen explicitar esas personas son las razones del “fracaso” de la reforma educativa en España, comparable en muchos aspectos al fracaso acaecido en Chile.
En España, la reforma educacional comenzó, a diferencia de la mayoría de los países en donde se ha apostado por un sistema educacional de corte constructivista, con una amplia participación de los diferentes sectores implicados en el sistema educacional: ministerio de educación, movimientos de renovación pedagógica, padres y madres, alumnado, universidades, etc. Desafortunadamente, y tras un proceso largo de diálogo, los empresarios de aquel entonces exigieron, con la excusa de poder nivelarse rápidamente a los otros países europeos, una rápida reforma. "Dejémonos de tanta participación y cambiemos este sistema de una vez por todas", se les escuchó decir a más de algún intelectual orgánico de aquel entonces. Así fue como el famoso Cesar Coll, psicólogo que en más de una ocasión ha visitado el Ministerio de Educación chileno, presentó un nuevo diseño curricular que fue aceptado, con bastante premura, por el Ministerio de Educación español. Al final, la participación tan añorada por un país en transición hacia la democracia dejó paso a las exigencias empresariales para construir un sistema educacional adecuado a las exigencias del mercado.
En Chile la participación, desde el principio, fue escasa, pero a diferencia de España, Chile tiene ahora la posibilidad de construir una nueva reforma (contra-reforma según los más entendidos) que no cometa los mismos errores que los otros países han cometido: volver a realizar cambios sin tener en cuenta, nuevamente, a los principales actores del sistema educacional: y me refiero con mucho énfasis a los alumnos/as, padres y madres y profesores/as, junto a otros como personal de servicio, ministerio, académicos, expertos, etc. Es la oportunidad de que Chile le muestre a la comunidad educativa mundial, como hizo Ricardo Lagos al negar su participación en la invasión de Irak, que la democracia no es un valor presente en el discurso político e institucional, sino que es un valor que debe ser vivido y experimentado por los jóvenes, y que es un camino de aprendizaje de todos/as. La participación de los alumnos/as, de los profesores, de los apoderados, del personal de servicio, etc, no es un regalo que tenga que hacer el ministerio por las presiones ejercidas contra él, sino una necesidad imperiosa si verdaderamente pretende que el sistema educativo sea de verdadera calidad, y no me refiero con calidad a obtener mejores resultados académicos en las diferentes pruebas internacionales, sino a la formación de ciudadanos solidarios, críticos, participativos, asombrados ante el misterio misterioso de la vida, etc., pues los resultados llegaran por añadidura.
Alberto Moreno Doña
Coordinador
Facultad de Ciencias de la Educación
Universidad Central, sede La Serena
amorenod@ucentral

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