Perfil de universitarios promoción 2005...
Estudio describe perfil de estudiantes que ingresan a los establecimientos del Consejo de Rectores
El quién es quién en la universidad
Son mayoritariamente varones e hijos de padres universitarios bien remunerados. Estas son algunas de las características que distinguen a la nueva generación de jóvenes que prefiere integrarse a las universidades tradicionales del país.
Son mayoritariamente varones e hijos de padres universitarios bien remunerados. Estas son algunas de las características que distinguen a la nueva generación de jóvenes que prefiere integrarse a las universidades tradicionales del país.
La cobertura en educación superior ha crecido el doble en los últimos 13 años. De un 16% a un 37,5%, posibilitando que las nuevas generaciones cumplan el sueño de convertirse en profesionales.
Pero ¿quiénes son los jóvenes que están repletando los bancos de las aulas universitarias de norte a sur del país? ¿Cuál es su nivel social, económico, la educación y ocupación de sus padres? ¿Qué pudo haber influido en su puntaje en la PSU para ingresar por la puerta ancha al campus de una de las 25 universidades tradicionales?
Sospechas hay muchas, pero las certezas no son tantas. Por tanto, tres investigadores de la Universidad Sek averiguaron el quien es quién de los muchachos que egresaron de enseñanza media el 2005 y se matricularon ese mismo año en alguna de las universidades del Consejo de Rectores, sobre la base de los datos entregados por el Departamento de Medición y Registro Educacional (Demre) de la Universidad de Chile.
El perfil que emergió fue bastante homogéneo: se trata de estudiantes que son mayoritariamente varones; sus padres tienen altos niveles educacionales y un trabajo bien remunerado; provienen de liceos científico-humanistas; estudiaron en colegios subvencionados (particulares o municipales); sólo una minoría proviene de colegios técnico-profesionales.
Pero ¿quiénes son los jóvenes que están repletando los bancos de las aulas universitarias de norte a sur del país? ¿Cuál es su nivel social, económico, la educación y ocupación de sus padres? ¿Qué pudo haber influido en su puntaje en la PSU para ingresar por la puerta ancha al campus de una de las 25 universidades tradicionales?
Sospechas hay muchas, pero las certezas no son tantas. Por tanto, tres investigadores de la Universidad Sek averiguaron el quien es quién de los muchachos que egresaron de enseñanza media el 2005 y se matricularon ese mismo año en alguna de las universidades del Consejo de Rectores, sobre la base de los datos entregados por el Departamento de Medición y Registro Educacional (Demre) de la Universidad de Chile.
El perfil que emergió fue bastante homogéneo: se trata de estudiantes que son mayoritariamente varones; sus padres tienen altos niveles educacionales y un trabajo bien remunerado; provienen de liceos científico-humanistas; estudiaron en colegios subvencionados (particulares o municipales); sólo una minoría proviene de colegios técnico-profesionales.
"Jibarización"
Los investigadores de la Universidad Sek -Pablo Valdivieso, Andrés Antivilo y Juan Barrios- observaron en el 2005 un proceso de jibarización de los muchachos que aspiran a las universidades del Consejo, como si los fuera tragando el peso de la noche.
Ese año, cuentan los autores, de los 122 mil 14 egresados de colegios que rindieron la PSU sólo el 42,5% (51.811) postula a esas casas de estudios superiores. Y esta disminución se acentúa en la última parte del proceso, ya que finalmente sólo 28 mil 906 estudiantes se matricularon, lo que equivale apenas al 23,7 % de la población que rindió la PSU.
Vale decir, cerca de 100.000 jóvenes quedan fuera o se marginan voluntariamente del proceso conducente a la matrícula en una universidad del Consejo de Rectores.
Unos suben, otros bajan
Escudriñando el paisaje 2005, los investigadores advirtieron que en las tres etapas (rendición de PSU, postulación y matrícula) existe un aumento proporcional de los muchachos provenientes de los colegios científico-humanistas.
Al mismo tiempo, este aumento va a la par de la baja porcentual de los egresados de los colegios técnico-profesionales. De estos últimos, quedan matriculados menos de la mitad de los de su porcentaje inicial.
En efecto, los técnico profesionales, al momento de rendir la PSU, correspondían al 22% del conjunto (27 mil 14) y al momento de matricularse se reducen al 10% (2.794).
Ahora bien, cuando se analizó la dependencia administrativa de los colegios de que provenían, si bien al momento de rendir la PSU los particulares subvencionados y los municipalizados tienen un porcentaje similar de estudiantes, 44 y 41 %, respectivamente; al momento de matricularse hay una disminución de los colegios municipales
Por último, los que aumentan su representación a lo largo del proceso, aunque son los menos considerando el conjunto, son los estudiantes que vienen de colegios particulares pagados.
Con padres educados
La proporción de jóvenes cuyos padres tienen educación con nivel universitario aumenta desde el momento de rendir la PSU hasta la matrícula, en desmedro de los muchachos cuyos padres poseen niveles inferiores de educación (básica, completa, incompleta o sin estudios).
Los hijos de padres con niveles básicos de estudio pierden participación en cada una de las etapas del proceso.
Algo semejante sucede con los ingresos familiares reportados por los estudiantes al momento de rendir la PSU.
Quines informan ingresos inferiores a 278 mil pesos disminuyen o se reducen en un 9% entre la etapa de rendición de la PSU y la de matrícula.
Asimismo, varía la representación de hombres y mujeres en cada una de las etapas del proceso. La presencia femenina abunda en la etapa de rendición de la PSU con un 53%, pero los varones terminan ocupando el 52% de la matrícula.
Los investigadores de la Universidad Sek -Pablo Valdivieso, Andrés Antivilo y Juan Barrios- observaron en el 2005 un proceso de jibarización de los muchachos que aspiran a las universidades del Consejo, como si los fuera tragando el peso de la noche.
Ese año, cuentan los autores, de los 122 mil 14 egresados de colegios que rindieron la PSU sólo el 42,5% (51.811) postula a esas casas de estudios superiores. Y esta disminución se acentúa en la última parte del proceso, ya que finalmente sólo 28 mil 906 estudiantes se matricularon, lo que equivale apenas al 23,7 % de la población que rindió la PSU.
Vale decir, cerca de 100.000 jóvenes quedan fuera o se marginan voluntariamente del proceso conducente a la matrícula en una universidad del Consejo de Rectores.
Unos suben, otros bajan
Escudriñando el paisaje 2005, los investigadores advirtieron que en las tres etapas (rendición de PSU, postulación y matrícula) existe un aumento proporcional de los muchachos provenientes de los colegios científico-humanistas.
Al mismo tiempo, este aumento va a la par de la baja porcentual de los egresados de los colegios técnico-profesionales. De estos últimos, quedan matriculados menos de la mitad de los de su porcentaje inicial.
En efecto, los técnico profesionales, al momento de rendir la PSU, correspondían al 22% del conjunto (27 mil 14) y al momento de matricularse se reducen al 10% (2.794).
Ahora bien, cuando se analizó la dependencia administrativa de los colegios de que provenían, si bien al momento de rendir la PSU los particulares subvencionados y los municipalizados tienen un porcentaje similar de estudiantes, 44 y 41 %, respectivamente; al momento de matricularse hay una disminución de los colegios municipales
Por último, los que aumentan su representación a lo largo del proceso, aunque son los menos considerando el conjunto, son los estudiantes que vienen de colegios particulares pagados.
Con padres educados
La proporción de jóvenes cuyos padres tienen educación con nivel universitario aumenta desde el momento de rendir la PSU hasta la matrícula, en desmedro de los muchachos cuyos padres poseen niveles inferiores de educación (básica, completa, incompleta o sin estudios).
Los hijos de padres con niveles básicos de estudio pierden participación en cada una de las etapas del proceso.
Algo semejante sucede con los ingresos familiares reportados por los estudiantes al momento de rendir la PSU.
Quines informan ingresos inferiores a 278 mil pesos disminuyen o se reducen en un 9% entre la etapa de rendición de la PSU y la de matrícula.
Asimismo, varía la representación de hombres y mujeres en cada una de las etapas del proceso. La presencia femenina abunda en la etapa de rendición de la PSU con un 53%, pero los varones terminan ocupando el 52% de la matrícula.
La importancia de los padres
La situación laboral de los padres marca diferencia en los puntajes que obtienen quienes rinden la PSU. Quienes tienen padres laboralmente activos les va mejor que aquellos cuyos padres se encuentran cesantes, con trabajos ocasionales o no trabajan.
Además, los investigadores advierten que existe una asociación entre el cargo desempeñado por los padres y los puntajes PSU obtenidos por los hijos.
Los muchachos que sacan mejores puntajes son aquellos cuyos padres se desempeñan como gerentes o son profesionales de carreras de 5 ó más años.
Quienes tienen puntajes más bajos tienen padres que se desempeñan como obreros agrícolas calificados o no calificados.
La situación laboral de los padres marca diferencia en los puntajes que obtienen quienes rinden la PSU. Quienes tienen padres laboralmente activos les va mejor que aquellos cuyos padres se encuentran cesantes, con trabajos ocasionales o no trabajan.
Además, los investigadores advierten que existe una asociación entre el cargo desempeñado por los padres y los puntajes PSU obtenidos por los hijos.
Los muchachos que sacan mejores puntajes son aquellos cuyos padres se desempeñan como gerentes o son profesionales de carreras de 5 ó más años.
Quienes tienen puntajes más bajos tienen padres que se desempeñan como obreros agrícolas calificados o no calificados.
(Fuente: www.lanacion.cl Carmen Eugenia Bravo, 02/09/2006)
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