Orígenes de las tradiciones...
El maestro oficiaba la ceremonia todos los días a las 9 de la mañana.
Justamente a esa misma hora su predecesor maestro, ya fallecido solía alimentar a su gato en el mismo salón del templo, lo que llevaba a que el pobre gato, animal de costumbre si los hay, todos los dias a la misma hora llegara al templo y molestara a los discípulos con sus maullidos.
Tenía hambre, es lógico...
Cansado un día de tanto alboroto el maestro ordenó que desde ese día se atara al gato a un pilar del salón contiguo al templo y se lo alimentara una vez concluida la ceremonia.
Pasaron algunos años y el maestro falleció también, dando lugar a que su sucesor se haga cargo del templo.
El sucesor desconocía el por qué de atar el gato todos los días a la misma hora, al mismo pilar del mismo salón, pero por no ofender a los discípulos y temeroso de preguntar, continuó con la tradición hasta que un día, ya viejo, el que falleció fue el gato.
Sin saber como obrar a continucación y por miedo a romper una tradición de tantos años sólo quedaba una solución: Conseguir otro gato, de pelaje marrón igual que el anterior para que sea atado a dicho pilar.
Transcurrieron los años, los maestros y las generaciones. Se llegaron a escribir después de miles de años, extensos tratados sobre la importancia del color marrón en el gato que se debe atar en el primer pilar de la izquierda de todo templo, antes de la ceremonia...
Citado de http://www.filmica.com/port666
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