domingo, marzo 15, 2009

Evolucionismo de Darwin según el cura Barrios...

Darwin vio lo que no queremos ver
Sábado 14 de Marzo de 2009

Percibir que nuestro planeta no sea plano y que gira en torno al Sol, que las cosas se sostengan o caigan y que sustenten un “peso” debido a la gravedad, que la Tierra tenga un polo magnético y aprovecharlo para orientarse con un instrumento como la brújula, son partes de las cosas que a un ser humano actual le parecen obvias o entendibles. ¿Pero quién habrá sido el primero en percibirlo, estudiarlo y concluirlo y tal vez por ello pagó el costo de la risa, la crítica o el rechazo de los demás? Esos son los seres humanos que solos o sumando ideas han sido capaces de hacer calzar el puzzle del saber y han ayudado a que la humanidad avance.

Una de esas mentes brillantes fue Charles Darwin, cuyo bicentenario de su nacimiento celebramos el pasado 12 de febrero. Dotado de una prodigiosa capacidad de observación, un agudo análisis y una genial habilidad para relacionar la información se embarcó a sus veintidós años en el Beagle. Así, se abrió al mundo absorbiendo de recónditos lugares toda clase de información. Registró meticulosamente lo observado, alimentando sus reflexiones y ampliando sus conocimientos y, con él, el de toda la ciencia.

Muchos humanos antes habían también pisado esos lugares y habían visto y accedido a las mismas cosas que Darwin observó y tocó. Pero sus antecesores ignoraban lo que había bajo sus pies y eran ciegos a lo que veían, quizás porque sus motivaciones eran la conquista y los negocios.

Siglos incontables llevaban diversos elementos esperando que alguien pudiera descifrarlos para contarnos sobre nuestro origen. Hasta que un inspirado Darwin, ansioso por comprender lo que nos rodea y libre de las ataduras de los prejuicios y dejando discurrir autónomamente sus razonamientos, comenzó a relacionar especies, percibir mutaciones y coincidencias. En un proceso que duraría años concluyó que las especies no fueron creadas independientemente, sino que surgieron de un proceso biológico de descendencia con evolución a través de la selección.

Darwin estuvo en Chile y con seguridad conoció más de nuestra tierra de lo que muchos chilenos lo hemos hecho. Son muy pocos los genios tipo Darwin que la humanidad ha producido en su historia. Pero hay otros que, iluminados por estas lumbreras a su modo y con un trabajo más sencillo pero no menos importante, mantienen vivo el interés gratuito por conocer, investigar y difundir nuestros orígenes y tradiciones.

Por eso que es paradójico que en el bicentenario del nacimiento de Darwin y en el umbral del bicentenario de nuestra independencia se elimine de las pantallas de la televisión un programa como “Tierra Adentro”. Nadie puede poner en duda la calidad de esta producción, que tal vez una mirada miope o un criterio economicista la ve con el mismo desdén con que muchos tripulantes del Beagle deben haber visto los huesos y fósiles que subía a bordo Darwin.

No es sólo el crecimiento económico lo que desarrolla a Chile, sino que también su evolución cultural. Este tipo de programas despierta en los chilenos el respeto y la admiración, la capacidad de observación, el interés de conocer, y nos hace reflexionar sobre nuestras raíces culturales que nos dan identidad. No hay verdadera independencia de una nación si no se valora y conoce su propia identidad.

PisosBuscadorBajar ManualesAnunciosLibros Ciencia