martes, noviembre 11, 2008

El derecho de morir con dignidad...


HANNAH PREFIERE MORIR CON DIGNIDAD


Una niña de trece años, enferma terminal, convence a los servicios médicos británicos para que no la sometan a un trasplante de corazón que podría salvarla

Sólo tiene trece años, pero por su estremecedora madurez se ha ganado el derecho a decidir sobre su vida. Una conversación de la niña con el equipo legal del hospital de Herefordshire fue suficiente para persuadir a los doctores que querían forzarla a someterse a un transplante de corazón. El hospital, que había apelado a la Corte Suprema para quitar la custodia a los padres, a quienes acusaba de «estar bloqueando la intervención», se retirará del caso y dejará que Hannah cumpla su voluntad. Pasará los últimos meses de su vida en casa, en compañía de su familia, sin ser sometida a nuevos tratamientos.
Hannah Jones, una delicada niña de tez clara y mirada diáfana, sufría leucemia desde los cinco años. Los sucesivos y severos tratamientos contra el cáncer le fueron debilitando el corazón de manera irreversible. En julio de 2007, el hospital en el que estaba siendo atendida, el Herefordshire Primary Care Trust, planteó a sus padres que la única posibilidad de mantenerla con vida sería someterse a un trasplante de corazón.
Altos riesgos
Una intervención que también implicaba altos riesgos: podía no sobrevivir a ella, y de hacerlo, debería seguir sometida a una constante atención médica, bajo la amenaza de que la leucemia volviera a aparecer en un organismo altamente debilitado por la operación.
Ya entonces, la niña tomó la decisión de que no quería someterse al trasplante. «Nosotros no nos involucramos, ella optó por esa opción de manera consciente, a solas, como una persona adulta, aunque entonces sólo tenía 12 años, y desde ese momento se ha mantenido firme en su determinación» -explicó ayer su padre, Andrew, para la BBC. «Siento una gran admiración por ella, por cómo asumió de manera tan madura algo tan difícil. Desde entonces sentí que teníamos que apoyarla en todo momento, a ella y a su decisión».Pero las autoridades del hospital no estaban tan convencidos de que Hannah se negara a recibir el transplante por iniciativa propia. El pasado febrero telefonearon a su casa en Marden, al norte de Londres, para advertir a los padres de Hannah de que podrían perder la custodia de su hija si no autorizaban la operación. Esa llamada fue devastadora para la familia. «La idea de que alguien pudiera venir y retirarte a tu hija en contra de sus deseos, de nuestros deseos, resultaba profundamente amarga», reconoció Andrew.
Meses más tarde, la niña recibió a solas en su habitación a empleados de la oficina de protección del menor del hospital. En esa conversación, cuyos detalles no han trascendido, les convenció de que su decisión era firme y consciente. «No sé exactamente qué les ha dicho Hannah, pero ha debido ser algo muy poderoso para convencerles de que tenía razón. Es increíble que alguien tan joven, y que ha atravesado situaciones tan difíciles, tenga la valentía de exigir sus derechos. Estamos muy orgullosos de nuestra pequeña», decía su padre.
Foros desbordados
La sobrecogedora determinación de Hannah, que se enfrenta a la muerte con sólo trece años, ha conmocionado a la opinión pública británica. Ayer, los ciudadanos desbordaban los foros digitales, poniendo sobre el tapete un controvertido debate: ¿se puede otorgar a un menor la libertad para decidir sobre su vida? En la BBC, Marie, una vecina de Woking, era contundente: «Si los niños de 13 años no pueden votar, tampoco pueden decidir si deben morir o vivir». Por el contrario, John Thompson, de Kent, se dirigía así a Hannah: «Mereces la libertad que te han otorgado para decidir, y por la que has tenido que luchar tanto y de manera tan injusta, mis pensamientos están contigo».

Fuente: www.diariosur.es


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