sábado, marzo 15, 2008

1883: Plácido Boniche protesta en La Serena...

Protestas de los católicos de ambos sexos.-


PROTESTA DE LOS CATÓLICOS
Las relaciones entre la iglesia y el Estado vienen perturbándose de algún tiempo a esta parte, primeramente con la cuestión arzobispal, en seguida con la ley de cementerios y últimamente con la de matrimonio civil en actual discusión ante el Congreso. Estas perturbaciones no se habrían producido si se hubiera empezado, como debía, por derogar la Constitución Política, en la parte que estatuye la unión del Estado y la Iglesia y establece como religión del Estado la católica, apostólica, romana, que el mismo Presidente ha jurado proteger y respetar; de consiguiente toda ley, antes de esa derogación, como las de que se ha hecho mérito, que tienda a establecer la separación, se resiente de inconstitucional e inoportuna. Es la principal objeción legítima contra las leyes de la referencia. De aquí la resistencia natural que tales leyes producen en el ánimo de todo ciudadano probo, aunque no sea católico, por las fatales consecuencias a que puede conducir la infracción de la Constitución, base fundamental de todas las leyes.

Prescindiendo de la inconstitucionalidad, la ley de cementerios no habría producido las perturbaciones que todos conocen, si se hubiera aceptado la enmienda propuesta por el Senado, que ponía al amparo de la ley la libertad, de las tumbas en conformidad a la libertad de creencias. De allí ha resultado. que el Ejecutivo, tomando por pretexto la execración eclesiástica, derogó el decreto que reglamentaba el establecimiento de cementerios, y ha llegado, por una serie de decretos, hasta cerrar cementerios parroquiales en unas partes y quitar las llaves en otras por medio de la fuerza. Este proceder, sin entrar en el fondo de la cuestión religiosa, es un ataque al derecho de propiedad garantido por la Constitución; resultando el absurdo de que los disidentes y extranjeros tienen hoy el beneficio de cementerios propios, mientras no tienen ese derecho los chilenos católicos que forman la inmensa mayoría del país, obligándoseles a la sepultación contra sus propias creencias, y haciendo fuerza a la libertad de conciencia.

No se invoque la autoridad del Congreso acerca de las leyes a que nos referimos, porque es notorio como han pasado las cosas para arrancar esa sanción de unas cámaras, en su mayoría hechura exclusiva del Ejecutivo, para quien no escaseó presión, haciendo política y cuestión de gabinete el rechazo de la saludable enmienda del Senado.

Si en la ley de cementerios llamó a contarse a los adictos, afiliados y dependientes del Ejecutivo, por boca de su Ministro de lo Interior, después por la del Ministro de Justicia hizo oír la misma voz de orden, notificando en plena sala que el Ejecutivo quería la ley de matrimonio civil en su artículo primero, lisa y exclusivamente, sin ninguna de las enmiendas que al efecto se proponían. Y la Cámara oyó esa voz sin que provocara una enérgica protesta contra tan grave ofensa a la dignidad de un cuerpo legislador.

Como tales sucesos se desarrollan, ya violando la Constitución, ya vulnerando el derecho de propiedad y la libertad de conciencia, nada extraña sería la anulación de los demás derechos y garantías políticas, como sucede con el derecho electoral, si los buenos ciudadanos no se agrupasen para manifestar la verdad de sus convicciones, en resguardo de sus propias creencias y de sus libertades públicas.

No hay derecho posible sin la libertad de ejercerlo, ni puede haber libertad sin el respeto de todas las creencias. En homenaje de tan sagrados principios, que garantizan el derecho de todos, como católicos y ciudadanos, protestamos contra los abusos del poder, que combatiremos por todos los medios legales, para que sea respetada la libertad en todas sus legítimas manifestaciones, a la luz de la estrella de nuestra República reflejada en estas palabras: "Dios y la Patria".

Serena, septiembre de 1883.
José Ravest, Bernardino Piñera, Dionisio Munizaga, Roberto Chadwick, Domingo R. Rivera, José Dolores Torres, Pedro Piñera, Manuel Aracena, Buenaventura Urrutia, Antonio Guerrero, Tobías Courbis, Emilio Albornoz, Sabino Peña, Domingo Hernández, Filomeno Rojas, Nabor A. González, Manuel Jesús Negrete, Estaban Villagrán, Federico V. Mena, Pedro Tapia, Francisco Arcis, José del O. Rojas, Isidro Díaz, José Santos María, Tomas Duran, Guillermo Pizarro, Lorenzo 2.º Álvarez, Doroteo Palma, José del O. Araya, José Fermín Cortés, José Rodríguez, Gregorio Ramírez, José Antonio Cortes, Anacleto Flores, Romualdo Núñez, Pedro Bolados, Martín Solar, Félix Cepeda, L. Carlos Zorrilla, Juan A. Rodríguez, Pedro Rodríguez, Lisandro Contador, Pablo Barraza, J. J. Barraza, José Mercedes Gerardo, R. Araya Toro, F. Marín, I. Pinto Toro, Jacobo A. Degueyter, José Domingo Núñez, José Fermín Rodríguez, Fidelis Sapiain, Joaquín Sapiain, Mateo Reines, Gregorio Rivera, Pío Sarmiento, Andrés Tapia, E. Robledo, Martín Salamanca, Plácido Boniche, Romualdo Trujillo, Alfonso Arenas M., Tomas Adolfo Alonso, Jerónimo Godoy V., José Aldunate, Tránsito Solís, Fernando Honores, Hermenegildo Carvajal, Fernando Ponce C., Miguel Ponce G., Estaban del C. Pizarro, R. Solar Vicuña, Nicasio Lanas, Daniel Lanas, Excequiel Lanas, José R. Lobo F.

(Siguen más de dos mil firmas publicadas en El Independiente de los días 19 de octubre y siguientes).
Fuente:http://www.historia.uchile.cl/CDA/fh_article/0,1389,SCID%253D8724%2526ISID%253D417%2526PRT%253D8721%2526JNID%253D12,00.html
Documentos:

Las Reformas Teológicas de 1883 Ante el País y la Historia.
Referencia : Las reformas teológicas de 1883 ante el país y la historia. Santiago, Imprenta Victoria, de H. Izquierdo y Cía, 1884.

Capítulo I. Santiago.

Capítulo II. Valparaíso.

Capítulo III. Las Provincias.

Capítulo IV. La Junta Ejecutiva.

Capítulo V. Los Atropellos.

Introducción.

1 Comments:

At 11:26 p.m., Anonymous Anónimo said...

Por lo que se ve, la familia Boniche es antigua en la zona; y además de cierta posición social o económica, porque los firmantes parecen haber sido la gran mayoría "gente de calidad".Me pregunto cual será el origen de ese apellido, y espero no resultar impertinente.

 

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