domingo, septiembre 02, 2007

La escuela disoñada....

La Escuela que disueño se orienta hacia las múltiples dimensiones de la persona: desarrolla una educación centrada en el aprendizaje de sus estudiantes, crítica, abierta al mundo, humanista, cooperativa y solidaria, entre otras características.

Al centrar el foco de su atención educativa en el aprendizaje de los estudiantes, obliga a la internalización, apropiación y actualización curricular permanente de los docentes, quienes validado entre sus pares y comunidad de aprendizaje, manejan las orientaciones, objetivos, contenidos e instancias de evaluación de estudiantes, cursos y/o subsectores, con un enfoque holístico y transversal, implementando divertidas maneras de enseñar y de aprender, mediante la creatividad, exploración, participación e investigación, dándole un matiz flexible, pero firme en el cumplimiento de las metas disoñadas, necesarios para que los estudiantes asuman con responsabilidad y propiedad, la anhelada transformación social.

Una educación crítica implica desarrollar en los estudiantes la capacidad de autocrítica y de reflexión crítica sobre los problemas de su comunidad y la búsqueda creativa y económica de las soluciones, con innovación, recreación y emprendimiento que se refleje en la mejor calidad de vida para los integrantes de su comunidad y su entorno.

En un mundo globalizado, tecnologizado y cambiante, la educación que disueño debe ser abierta al mundo, que no sea restrictiva en relación a su cultura sino que le permita ser trascendente para la humanidad, estableciendo redes de colaboración y apoyo, directo o virtual, ya que la creación del conocimiento no descansa ni en vacaciones, sin barreras de discriminación de ningún tipo.

La educación que disueño es humanista y cooperativa. La educación como proceso necesario de humanización permite el desarrollo de las amplias posibilidades humanas, en una experiencia auténticamente integradora que desea el despertar a sí mismo, a los demás, al mundo y a las cosas. Al ser cooperativa, desarrolla el fomento de asociaciones autónomas de personas que se unen voluntariamente para satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales en común mediante el emprendimiento conjunto y de gestión democrática. No define al ser humano como un ser economista sino como un cooperador. No vive en el consumo sino en la cooperación.
Nuestra cultura enfatiza el hecho de dar lo que nos sobra, el vuelto que nos queda, para realizar un acto solidario. Eso no es la solidaridad. La educación solidaria es la internalización permanente de la práctica de principios y valor.

La solidaridad no tiene religiónes fraternos de colaboración y ayuda mutua, que genera las conductas y actitudes por una permanente responsabilidad social por los demás, por el otro reconocido como un legítimo otro, que conlleven iniciativas autogestionadas con un compromiso social que fomente el desarrollo sostenible de una mejor y mayor calidad de vida para todos.

(escrito para: http://www.prima.uls.blogspot.com/

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