Pilares de la Resiliencia...
La resiliencia es la capacidad de soportar las adversidades y salir fortalecido de ellas; de enfrentar una situación dolorosa o un desafío, y es también la capacidad de adaptarse a los cambios.
Las personas resilientes nacen y se hacen, es decir, existirían factores genéticos y de crianza que incidirían en que un niño sea una persona resiliente.
Los rasgos de una persona resiliente son:
Actitud proactiva de resolución de los problemas
No se queda lamentándose frente a un problema, aunque sienta dolor o angustia, sino que pasa de los sentimientos a la acción.
Aprende de sus fracasos.
Pilares de la resiliencia
Introspección: arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta.
Independencia: saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas: capacidad de mantener distancia emocional y física sin caer en el aislamiento.
Humor: encontrar lo cómico en la propia tragedia.
Creatividad: capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden.
Capacidad de relacionarse: habilidad para establecer lazos e intimidad con otras personas para equilibrar la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros.
Iniciativa: gusto de exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes.
Moralidad: consecuencia para extender el deseo personal de bienestar a toda la humanidad y capacidad de comprometerse con valores.
Autoestima conciente: base de los demás pilares y fruto del cuidado afectivo consecuente del niño o adolescente por parte del adulto significativo.
(Fuente: Macarena Valdés, Enfermera UCH)
Introspección: arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta.
Independencia: saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas: capacidad de mantener distancia emocional y física sin caer en el aislamiento.
Humor: encontrar lo cómico en la propia tragedia.
Creatividad: capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden.
Capacidad de relacionarse: habilidad para establecer lazos e intimidad con otras personas para equilibrar la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a otros.
Iniciativa: gusto de exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes.
Moralidad: consecuencia para extender el deseo personal de bienestar a toda la humanidad y capacidad de comprometerse con valores.
Autoestima conciente: base de los demás pilares y fruto del cuidado afectivo consecuente del niño o adolescente por parte del adulto significativo.
(Fuente: Macarena Valdés, Enfermera UCH)
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