domingo, septiembre 07, 2008

Estudio: Déficit atencional entre universitarios...

"Estudio revela que el 8% de los universitarios tiene déficit atencional, pero sólo la mitad lo sabe"

Entre las consencuencias están que los estudiantes tienen peores calificaciones y sufren de más ansiedad y depresión.

Sofía Vargas, www.tercera.cl

"En segundo año de Ingeniería Civil las asignaturas de física son muy complejas. Uno de esos ramos lo reprobé porque nunca entendí nada. Al semestre siguiente, estudié dos meses para la primera prueba, me sentía preparado, pero me saqué un 2,7. Para la segunda prueba dejé todo abandonado y dediqué todo mi tiempo a prepararla; me saqué un 2,3",dice Ricardo.

Situaciones como esta -dificultades para estudiar y para concentrarse-son muy comunes en quienes padecen de Trastorno por Déficit Atencional (TDAH), pero no lo saben. El 8% de los universitarios tiene el trastorno, pero sólo la mitad conoce de su condición, por ello muy pocos se lo tratan (uno de cada 10). Es lo que encontró un estudio realizado por el neurólogo de la Universidad Católica, Jorge González, entre 250 alumnos de Medicina, Pedagogía y Psicología.

"En muchos casos no se percatan hasta llegar a la universidad porque obtuvieron excelentes notas en el colegio, allí no requerían de un estudio exhaustivo", dice Jorge González. Pero en la universidad se necesita de mayor capacidad de concentración, saber planificar el tiempo y priorizar actividades. ¿El resultado? Peores notas, estudiantes más depresivos y ansiosos e, incluso, más propensos a sufrir accidentes.

MAL SILENCIOSO
La mitad de quienes presentan déficit atencional durante la infancia lo mantiene hasta la adultez, pero en esta etapa las características del trastorno cambian. Mientras que en la niñez, la mayoría presenta trastorno con impulsividad, como baja tolerancia a la frustración e hiperkinesis, en la vida adulta las imposiciones sociales hacen que, disminuya el nivel de actividad y la característica más importante que asoma sea la falta de concentración. De hecho, en la investigación de la UC se halló que el 67% de los universitarios con el trastorno presentaba esta característica.

Es entonces cuando el problema se vuelve un obstáculo para el desempeño laboral y académico. En especial, cuando el déficit no está diagnosticado. Según explica González, sin darse cuenta los adultos crean estrategias para enfrentar sus dificultades. Por ejemplo, si pierden las cosas, se acostumbran a dejarlas exactamente en el mismo lugar o si les cuesta concentrarse, le dedican más tiempo al estudio. Ello hace más difícil detectar los síntomas y más fácil confundirlos con un simple mal rendimiento.

Según la investigación de la UC, el promedio de notas de quienes tienen la enfermedad es de 5.9, esto es, cuatro décimas menos que quienes no la padecen (su promedio es de 6,3). Las dificultades son más evidentes en ramos como el lenguaje e inglés. "Para entender un texto escrito se requieren dos procesos, llamados metacognición: uno mecánico (al pasar los ojos frente a los caracteres) y uno de abstracción mental, donde se elaboran los significados. Estos estudiantes tienen menos capacidad de abstracción, tampoco son capaces de utilizar estrategias para enfrentar los textos", dice la neuróloga de la U. de Chile, Perla David.

¿El resultado? "Sufren de lo que se llama trastorno reactivo emocional, es decir, viven deprimidos porque tienen bajos resultados, y como están deprimidos, tampoco consiguen subir las calificaciones", dice Perla David. Algo que comprobó el estudio de la UC: los alumnos tenían un 13% más de episodios depresivos y ansiosos. También halló que, incluso, un tercio era propenso a sufrir accidentes.
Consecuencias que se prolongan posteriormente en la vida laboral: un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) encontró que el 3.5% de los trabajadores entre 18 y 44 años presenta la enfermedad y que quienes la poseen pierden 22 días laborales al año, porque trabajan más lento o simplemente tienen menos capacidad de concentración.

"Reconocer la enfermedad es clave a la hora de hablar del rendimiento. Si se sigue un tratamiento los cambios en la producción académica son a mediano plazo, a los tres meses ya se pueden tener resultados", sentencia Jorge González.

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