jueves, abril 03, 2008

El derecho de la mujer a una sexualidad plena...


UN LLAMADO A LA ACCIÓN CIUDADANA

Durante la semana recién pasada el Tribunal Constitucional se reunió tres veces, para analizar la constitucionalidad de las políticas de regulación de la natalidad impulsadas por el Ministerio de Salud. El año pasado, un grupo de parlamentarios vinculados confesionalmente, presentaron un recurso para prohibir la entrega del levonorgestrel 0,75, fármaco conocido como "píldora del día después", y el Dispositivo Intra Uterino (DIU).

No se ha producido acuerdo entre los miembros del Tribunal Constitucional, hasta el momento, respecto a rechazar o aceptar la prohibición que buscan los parlamentarios de sesgo confesional, por considerarlos métodos abortivos.

Desde luego, lo que se pretende por parte de esos sectores parlamentarios, es imponer un punto de vista anacrónico que la ciencia médica ha refutado.

Una eminencia en políticas de control de la natalidad a nivel de la comunidad científica internacional, el doctor Croxatto, ha señalado: "Me daría pena que prevalezcan criterios dogmáticos por encima de lo que la ciencia diga, una decisión así sería desastrosa desde el punto de vista de la salud pública", convencido de que la píldora del día después no impide la implantación de un óvulo fecundado en el útero, basado en una considerable evidencia científica.

El objetivo de estos sectores confesionales que han impulsado esta escalada contra los métodos anticonceptivos, a pesar de ser usuarios de tales métodos en su entorno familiar, es imponer su sesgo religioso a todos los chilenos, aún a aquellos que no comparten su visión retardataria y contraria a las libertades personales.

A pesar que los organismos internacionales han señalado lo que científicamente se entiende como el nacimiento de la vida humana, argumento que sirve para sustentar las políticas de salud en Chile, estos sectores confesionales quieren imponer sus creencias contando para ellos con miembros del Tribunal Constitucional que responden más a sus compromisos religiosos que a legítimos argumentos jurídicos y a la racionalidad internacional.

Se hace urgente hacer sentir la opinión ciudadana frente al intento de estos sectores, que tratan de inmiscuirse en la privacidad de las mujeres, y como estas manejan su sexualidad. Los fármacos y los métodos anticonceptivos son parte de la salubridad de las personas, e impedir su circulación a través de resquicios legales o constitucionales, constituye un atentado a los derechos de cada cual a determinar la oportunidad de la maternidad.

El fin de semana han salido mujeres a protestar contra quienes tratan de imponer su visión religiosa sobre quienes no comparten ese credo, y que dejarían a miles de mujeres pobres sin controles efectivos de la natalidad y expuestas al aborto y a la muerte en manos de personas inescrupulosas.

Llamamos a denunciar a través de su círculo familiar, de amigos y compañeros de trabajo, el peligro que se cierne sobre la salud pública producto de una pertinaz visión religiosa sesgada y conculcadora de los derechos de conciencia.

Firman:
Camilo Salvo
Gonzalo Herrera
Patricio Rozas
Antonio Ordóñez
Enrique Aliste
Fernando Burgos
Sebastián Jans

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