domingo, julio 22, 2007

Anónimas amenazas flaites...

Querido Anónimo:
Por el blog que mantengo y bitacorizo lo que me gusta o lo quiero hacer presente, he recibido permanentes amenazas personales y familiares. Algunas son de envidia por mis avances en mi crecimiento profesional, que nunca han sido gratuitos. Otras rayan en lo criminal: son simplemente flaites que en medio de la oscura mediocridad que vivencian, pretenden hacerme cambiar o asustarme para no registrar en este medio virtual lo que la justicia de la región de Coquimbo ha sentenciado y que no se pueden cambiar.
No me asustas, anónimo flaite ni me asusta tu empleador, fruto de una mala educación. Les faltó cariño, sin ninguna duda.
Nada me asusta. Nada me asusta. Nada.
No me asusta el promotor de las amenazas, que escondido en una sentencia justa, pretendes asustarme.
He trabajado como docente en la Cárcel y sé cómo lloran los cobardes arrepentidos que un día, amenazaron, atentaron o terminaron con una o más vidas.
Vivo la vida a plenitud, la disfruto a concho. Disfruto de mis hobbies, mis cactus y cachureos, mi perro y el amor que recibo. Soy muy serio pero me río a carcajadas, sonrío por la belleza de lo simple, estudio y trabajo por mis convicciones.
No tengo ningún miedo, soy plenamente feliz.
Soy resilentemente resilente, eso no se aprende.
Soy enteramente feliz, desde que despierto hasta que disueño en medio de sus sueños y proyectos. Nada me puede cambiar.
Por favor, anónimo flaite, no gastes tu tiempo en amenzarme a mí y a los y las que quiero. Es inútil. Nada me puede asustar.
Deseo que recibas el mayor de los afectos. Te lo mereces.
Roberto

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