domingo, agosto 06, 2006

Doctor Quantum de visita en Chile...

Doctor Quantum
A Santiago de Chile está llegando gente muy extraña que cobra por vender su parábola, un tráfico que suma dinero y onda, mucha onda.
Un amigo me dice que si yo hubiese pagado por cada uno de los seminarios a los que asisto semanalmente, a estas alturas ya me habría comprado una casa en avenida El Parque de La Dehesa.
Carmen Sepúlveda, Nación Domingo (06/08/2006)

Esta es la historia de un doctor en física cuántica que pisó CasaPiedra, habló en su idioma, no le funcionó el audio y 500 animales presentes lo escucharon con toda la paciencia del mundo. Él preguntó lo que tenía que preguntar: ¿quién soy yo?
Su cuerpo era el típico de estos gallos conectados con la ciencia: pelo cano, sonrisa amplia, lúdico con el vocabulario, rápido movimiento de manos y propietario de esa actitud de mirar a los humanos como pobres imbéciles. Doctor Quantum decía, como tomándonos el pelo: “¡Miren ese cuadro por unos segundos!”.
El auditorio en silencio miraba la pantalla que visualizaba el cosmos, todos esperaban que saliera alguien o una luz que iluminara el coco, pero nada de eso pasa en este tipo de ilusiones ópticas. (Pero las ganas de justificar el encuentro superan la lógica matemática). ¡Qué paciencia, Dios mío! Perdón, de veras que Dios es el invitado de piedra en la tertulia ésta. Perdónenme los físicos. Vi a Patricia López, Jaime Celedón, Carolina Correa y María Paz Bañados junto a su marido, también de pelo cano.

A Santiago de Chile está llegando gente muy extraña que cobra por vender su parábola, un tráfico que suma dinero y onda, mucha onda. Un amigo me dice que si yo hubiese pagado por cada uno de los seminarios a los que asisto semanalmente, a estas alturas ya me habría comprado una casa en avenida El Parque de La Dehesa. Y tiene toda la razón, aquí la chequera vuela a cambio de nada, siquiera un diplomita, una chapita, algo. Yo quiero mi diploma de física cuántica ahora mismo. Vi hasta la película que presentaron y ni siquiera me dormí. Ufff.

Este seminario, “El poder del pensamiento”, es el segundo más importante después del dictado por Alejandro Jodorowsky, que también sumó gente y plata. Pero los top fueron, aparte del doctor Fred Alan Wolf, Eric Goles y Pilar Sordo.

Goles, marketero y mediático como siempre, planteó básicamente que la naturaleza estaba escrita en el libro de las matemáticas y que la libertad del hombre estaba concentrada en el azar. Yo no sé en qué minuto a este hombre le cayó la manzana en la cabeza, pero su aporte es tan menor que llega a dar rabia. Por qué acepta ir a estos eventos si en verdad no va a profundizar nada de nada. Una lata él completo, es como la farándula del trabajo científico nacional. Nadie puede venir a decirme que la casualidad es mi libertad sin argumentar seriamente por qué plantea eso. No sé, se me viene a la mente Woody Allen, el director éste, construye metáforas más inteligentes para describir la realidad, provocar y además ser entretenido. Goles, por favor, vaya a ver “Match point” y después conversamos, para que entienda que hablarle fácil a la gallá no tiene que ver con el reduccionismo ni el minimalismo. Hasta cuándo hay que soportar a este tipo de personajes que nos miran como si fuéramos interdictos. ¡Qué horror!

Otra cosa, hace harto rato que en este sitio (hablo de CasaPiedra) la técnica está fallando: Fukuyama se fue a negro, y en esta oportunidad el audio hizo el ridículo. Menos mal que Doctor Quantum lo que tiene es muy buen humor, porque les aseguro que si hubiese estado el biólogo Maturana y el audio no funciona habría pasado más de algo. Aquí, el físico esperó y esperó pero no logró el sonido de su exposición. Lo divertido fue que rellenaba diciendo lo bonita que era la cordillera de los Andes y lo bello de los cóndores. ¡Qué vergüenza!

El mundo, según él, es extraño, poco amistoso y no amante de nosotros. “Tú tienes el poder”, fue el mandamiento. La vida es cruel y, en ese caso, ¿qué puedo hacer?: comprender la física cuántica, pues, porque la vida toma un nuevo sentido. Ejemplifica su credo diciendo que podemos captar las reglas del movimiento de una ola y aprender a practicar surf. Yaaaaa.

¿Saben? Lo mejor de estos encuentros es que se puede ensayar tan bien el inglés, son dos o tres horas de un tipo que habla y habla y como es gringo la oreja ensaya el idioma, eso es buenísimo, excelente. ¡Me encanta! Por favor, sigan invitándolos, porque son horas de English gratis, en mi caso intensivo, obvio. Topísimo eso. Ojalá el próximo invitado sea un actor de cine británico, porque lo que a mí me apasiona es el acento British. Bueno, pero sigamos.
Nuestra Pilar Sordo hizo lo suyo. Para quienes no sepan quién es ella, les cuento que es una sicóloga de lo más divertida que hay, aparece en los realitys, en los matinales, es la que la lleva actualmente con los desequilibrios nacionales. Se mueve como Coco Legrand y es querible como Benito Baranda. Dueña de una propuesta mediática interesante, todo ella es un producto bien hecho, el tono de voz, los énfasis y esa cosa de su discurso que nos conecta con el amor... es fantástica. Esta vez enseñó a evitar las palabras TODO, NADA y NUNCA. Debemos eliminar estos vocablos, dijo, porque impiden manejar nuestras vidas. Hace un llamado a la liberación, hacerse cargo de uno mismo porque, según ella, la realidad es una construcción propia. Construir nuestra película de vida... es la tarea con la que me fui para la casa. Lo triste es que eso me lo dijo mi terapeuta hace décadas y aquí estoy armando las escenas. Mi corto le lleva hasta banda sonora, pero al igual que mucha gente no tengo un pequeño Woody Allen en mi cerebro, y punto. La verdad es que miro a mi alrededor y no veo a muchos buenos cineastas. Pero, como dijo Eric Goles, el azar tendrá que hacer algo por mí... Necesito liberarme de esta chimuchina intergaláctica urgente.

Para finalizar les digo que lo relevante del contenido de estas charlas es que se te olvida pisando la calle... donde creo que está justamente la vida. LND

1 Comments:

At 9:26 p.m., Anonymous Anónimo said...

Naturalmente si no tienes la capacidad para procesarlas/entenderlas se te olvidan al pisar la calle.
De eso no tengo ninguna duda, y me parece absolutamente comprensible. De todos modos, tus impresiones sobre el tema, salvo ser una gran manifestación de frustraciones, no tiene demasiado valor.

 

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